No sé si te ha sucedido alguna vez, estando de vacaciones, rodeado de un grupo de amigos y amigas, estar disfrutando de una tarde de verano al aire libre y que de pronto a alguien se le haya ocurrido decirte:
—¿Por qué no tocas algo con la guitarra?
En ese momento tú te has quedado blanco al oír esa petición y has recordado que no te sabes ninguna pieza de memoria. Que sí, que has trabajado mucho y bien la música sobre la partitura, que eres un buen lector de partituras pero que ahora no podrías tocar nada, porque no te acuerdas de nada que tocar, no te acuerdas de nada de lo que has estudiado y no tienes nada preparado o aprendido de memoria.
Es algo habitual
Este caso divertido y que cuento como una anécdota simpática, es algo que sucede a los estudiantes en más ocasiones de lo que pensamos. Durante todo el curso o el año de estudio nos concentramos en resolver dificultades técnica con la guitarra, esforzándonos en tocar muchos estudios y piezas lo mejor posible, sacamos adelante las obras pero pocas veces pensamos en ir reuniendo al mismo tiempo un pequeño repertorio seleccionadolo de entre todas las piezas que vamos estudiando para que al final del curso, que suele ser en junio, entonces tengamos unas cinco pequeñas obras aprendidas de memoria o encuadernadas y preparadas para tocar en cualquier momento.
Lectura a primera vista, pero…
Siempre digo e insisto a mis alumnos que para mí es muy importante que todos sepan leer partituras con fluidez, que sepan leer e interpretar una partitura a primera vista. La lectura a primera vista es una cualidad importantísima en un músico. De hecho podemos decir que existen numerosos ejemplos de caso de lectura a primera vista donde un músico ha demostrado toda su capacidad.
Como ejemplo podemos citar la vez en que se pudo escuchar a Mozart interpretar durante una hora, y sin interrupciones, todo lo que se le ponía delante ante el atril del órgano de una catedral europea. O las veces que Mozart e incluso Bach mismo improvisaron sobre pequeños fragmentos de música que les presentaban a modo de prueba de su virtuosismo, dejando a los presentes que los escuchaban totalmente impresionados por su enorme talento.
Pero no se trata de que nosotros nos convirtamos en virtuosos. En nuestro caso se trata solo más bien de tener soltura y de poder leer cómodamente partituras a primera vista. Ser buenos lectores de partituras.
También la memoria
Pero una vez dominado esto de la lectura a primera vista no debemos dejar todo nuestro esfuerzo solo a la lectura. Porque también debemos practicar la memorización, desarrollar la memoria. Como sabes memorizar una pieza te permite concentrarte en ver otras cuestiones de la práctica guitarrística como es observar los movimientos en los cambios de posiciones de las manos que mejoran nuestra interpretación.
Durante el curso nos esforzamos en trabajar numerosos estudios y piezas para guitarra. Y de todas estas piezas deberíamos seleccionar algunas de ellas para ir acumulando un pequeño repertorio que a final de año nos permita tener material suficiente para tocar. Aunque no vayamos dar conciertos o recitales. Aunque ni siquiera nos interese tocar para estos amigos que nos lo piden, siempre es interesante agrupar una serie de obras para nuestro repertorio particular.
Repasar el repertorio ya aprendido
Es difícil y lleva bastante tiempo reunir un repertorio para tocar. Por eso la mayoría de concertistas suelen llevar dos repertorios de concierto y estos repertorios los van alternando en sus distintas actuaciones. Ten en cuenta que si ahora mismo nos propusieran dar un concierto o un pequeño recital, nos daríamos cuenta que tendríamos decir que no a la invitación o proponerles que te lo volvieran a pedir dentro de ocho meses. En ese tiempo quizá sí te habría dado tiempo a prepararte las obras.
Y si no piensa en la dificultad que supone preparar y montar un concierto para guitarra y orquesta como el «Concierto de Aranjuez» para guitarra y orquesta del maestro Joaquín Rodrigo o cualquier otro concierto de este nivel.
O algo más fácil que un concierto con orquesta: imagina preparar un recital de diferentes autores y épocas musicales. Es un trabajo que nos llevaría meses.
Por eso , muchos concertistas en ocasiones suelen llevar preparados conciertos o repertorio que aprendieron durante su etapa de estudiantes en el conservatorio. Porque lo revisan y ensayan algunas veces durante el año para no olvidarlo.
Así que te propongo que durante el curso o durante un año de estudio con tu guitarra clásica vayas seleccionando algunas piezas y estudios y te hagas con tu pequeño repertorio de piezas para tocar. Después, cuando lo tengas ya preparado, en años sucesivos puedes ir incorporando piezas y estudios nuevos, algo que te resultará mucho más fácil que tener que empezar siempre de cero.
Sugerencia
Prueba a seleccionar un serie de piezas y estudios y agrúpalos por épocas:
1a parte:
renacimiento
barroco
2a parte
clasicismo
siglo xx
guitarra contemporánea