Sabemos que la manera más fácil de acompañar-armonizar una melodía que hemos inventado, consiste en utilizar una acompañamiento de acordes sobre ella. Esto quiere decir que para ello ya disponemos de unos patrones fijos, unos dibujos con unos nombres concretos, como por ejemplo los conocidos acordes de Fa mayor, acorde de La menor etc. que nos hacen más fácil el trabajo de armonizar las melodías.
Algo más…
Pero como sabes, un acorde es mucho más que las posiciones fijas que conocemos y que en ocasiones vienen señaladas en las plantillas o rejillas de acordes que se marcan con puntos. En la guitarra clásica no se suelen estudiar estos acordes con posiciones fijas porque como tenemos una visión más amplia de la música se entiende que cualquier superposición de intervalos de notas organizados de una manera determinada, con unas distancias concretas pueden formar un ACORDE, por lo que existen infinitas combinaciones de notas a las que podemos llamar acorde.
Es precisamente de estos últimos ACORDES mencionados de los que te quiero hablar en este artículo. Hablaremos de cómo surgió la noción de acorde. Porque… ¿ cómo llegamos los seres humanos a entender o a ver las superposición de notas con unas distancias de intervalos determinadas como acordes?
La noción de acorde: lo que es y lo que no es.
Para ello nos tenemos que remontar a épocas muy antiguas, en concreto podemos decir que es aproximadamente en el siglo XI cuando se empieza a tener conciencia de la noción de acorde y eso sucedió cuando los músicos se empezaron a fijar en los primeros «Discantus» que se formaban a dos voces. Tenemos que recordar que un Discantus era cuando a una melodía inventada o copiada se le añadía de manera libre y creativa una segunda voz manteniendo unas distancias determinadas. Este fue el comienzo de la polifonía, pero este es otro tema.

En ese momento nos dimos cuenta que dos notas superpuestas, una sobre otra, creaban una consonancia o una disonancia y al darnos cuenta de ello se decidió estudiar qué notas eran las que provocaban cada uno de estos efectos. Algún tiempo después, con la evolución de la música se añadió una tercera voz. Y aunque pudiera parecer que es aquí cuando se inventó la noción de acorde, esto no es correcto pues en realidad el teórico o compositor de la Edad Media que escribía esas tres voces, se fijaba solo en los grupos que se formaban de dos en dos. Todavía no se había descubierto al noción de acorde.
Esto significa que cuando se tenía una secuencia de tres notas como LA-DO-MI (a lo que nosotros hoy en día llamamos acorde triada), el compositor de entonces considera esas notas por grupos diferentes de dos notas: LA-DO por un lado y DO-MI por otro.

Como ves, se pensaba en una superposición de dos notas, pero no como un grupo establecido de tres notas.
Consonancias y disonancias
Durante muchísimos años se siguió pensando la música de esta manera. De esta forma se tenía en mayor consideración el efecto que pudiera provocar en el oido las combinaciones de dos notas, la sensación de consonancia y disonancia en tiempos fuertes y débiles de los compases, lo que dio lugar a que se desarrollara de manera intensa todo el arte del Contrapunto. Es por esto que durante la edad media se utilizó tanto este sistema de composición llamado Contrapunto. Algunos compositores de la época de Bach, en el barroco, llamaban a este abuelo, porque Bach todavía componía en muchas ocasiones a la manera de los antiguos de la edad media, utilizando sobre todo el contrapunto.
Los primeros acordes
Esta forma de pensar la música como intervalos de dos notas, esta mentalidad, fue cambiando con el paso del tiempo, poco a poco, a través de los siglos XIV y XVI. Fue evolucionando mientras se añadían más voces, las superposiciones de dos, tres, cuatro o más notas, obligaron a plantearse de otra manera el estudio de la música y de los intervalos y dieron nacimiento a la noción de acorde, prácticamente como lo entendemos ahora. Con el tiempo se desarrollaron ideas para anotar y recordar las superposiciones fijas y se decidió que aparecieran anotadas en forma de rejillas, con diagramas de cuerdas dibujadas, señalando en ellas cada nota con letras del abecedario, o con números o puntos que es como conocemos hoy en día la mayoría de acordes para guitarra.
Así, en la guitarra podemos decir por las fuentes históricas que tenemos, que los primeros acordes en la guitarra y la vihuela aparecieron la obra de Alonso de Mudarra, en concreto en su obra «Tres libros de música… en Sevilla en el año 1546.
Así que ahora ya conoces el origen de los acordes en la guitarra clásica
Muy interesante este artículo, Toni.
Sobre todo cuando comentas los acordes sin posición fija. Es algo que tiendo a olvidar.
Y el origen de los acordes es muy curioso.
Muchas gracias por compartirlo 🙏
Gracias a ti Paula