Oblivion, guitarra, Astor Piazzolla

Oblivion, en esta adaptación para guitarra clásica de la que hablaremos aquí en este artículo, es una de las obras más conocidas del genial compositor Astor Piazzolla. Y aunque sabemos que Piazzolla tocaba el bandoneón y nunca fue guitarrista, con el tiempo y como homenaje a su talento, se han realizado numerosas transcripciones de sus obras para la guitarra clásica y para otras formaciones de música de cámara relacionadas con la guitarra clásica, como sus «cafés»: «Café 1930», «Café 1920»…. (para flauta travesera y guitarra), y «Libertango», «Adios Nonino»... etc, obras transcritas todas ellas de entre otras muchas piezas adaptadas a nuestro instrumento.

Piazzolla fue un caso único y excepcional en el panorama de la música universal y especialmente musical del Tango, pues fue capaz de revolucionarlo con sus innovaciones e ideas, desarrollando al mismo tiempo grandes ideas en la música popular y en la música culta, y dándole de un sonido actualizado y propio. Fue un caso único y excepcional por lo innovador de su trabajo.

Para ello, Piazzolla utilizó elementos del Jazz con armonías y disonancias extendidas, contrapuntos y formas compositivas experimentales. Algo a que al principio no gustó demasiado a los amantes tradicionales del Tango pero que finalmente se impuso, se aceptó y elogió en todo el mundo al demostrar su calidad y belleza musical.

Escuchando a Bach y a Gardel

Astor Piazzolla era hijo de emigrantes italianos que vivían en Argentina. De pequeño su padre se entusiasmó al ver en una tienda un bandoneón (especie de acordeón pequeño) y animó a su hijo a que lo tocara. En algún momento de su vida, Astor se trasladó con su familia a la ciudad de New York, en los Estados Unidos y allí escuchó en los discos de su padre las canciones del cantante argentino Carlos Gardel, la música Jazz que lo rodeaba, la música clásica, a Bach y a otros grandes compositores que seguro, todo junto, le inspiraron las grandes ideas que después reconocemos en sus composiciones.

Piazzolla estudió en Buenos Aires composición con Alberto Ginastera y Raúl Spivak durante 5 años y obtuvo una beca para estudiar en París con la famosa maestra de composición Nadia Boulanger. Cuando Piazzola llega a Paris, él le oculta a su maestra Boulanger que escribe y compone Tangos pues él cree que su verdadero futuro está en la música clásica, pero no es hasta que Nadia le escucha tocar una de estas sus composiciones más personales, cuando la profesora lo anima seguir profundizando en ese estilo de música, reconociendo su talento y su gran futuro.

Durante algún tiempo Piazzolla se dedicará a estudiar composición y contrapunto con Nadia para posteriormente regresar a Argentina y dedicarse a partir de entonces a componer y a dar conciertos con sus grupos de cámara por todo el mundo, con extraordinario éxito.

Oblivion en transcripción para guitarra clásica

He grabado esta pieza en una transcripción que puedes escuchar en mi canal de Youtube aquí abajo.

La transcripción mientras se va desarrollando, consigue transmitir toda la emoción y todo el profundo sentimiento de la pieza original, transportándonos al personal mundo-universo de Piazzolla.

La composición está dividida en un introducción, un tema A y un estribillo B, forma completa que se repite después con alguna pequeña variación.

En medio aparece una pequeña sección de pocos compases de duración, una separación con un tema C que nos obliga a cambiar a un ritmo más lento, que crea un contraste momentáneo y sorprendente. Este contraste rápido-lento-rápido, será algo habitual y una marca personal en la mayoría de las obras de Piazzolla a lo largo de su vida.

El final termina como lo hace el principio: con la frase-introducción del comienzo.

Sentir tocando a Piazzolla

Tocar la música de Piazzolla en la guitarra clásica es entrar en un universo diferente a lo conocido. Uno cree estar tocando algo «clásico» cuando de pronto, la música dá un giro inesperado a progresiones que suenan a Jazz, con ritmos sincopados.

Todo ello nos llevará a un estribillo con una melodía muy pegadiza que nos emocionará de manera especial. Y cuando todo parecía terminado, de pronto su música nos vuelve a sorprender con un ritmo más lento y una melodía genialmente emotiva que nos transporta y sacude de manera inesperada.

De nuevo la pieza saldrá de este punto para retomar la forma musical del principio, que al escucharla de nuevo nos sorprende como si fuera la primera vez que la escuchamos.

Puedes verlo en mi video tocándolo aquí.

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